+ … Tierra +

-Al llegar, encontraron picos y otras herramientas en el suelo, y también restos de ropa destrozada además de algunas manchas de sangre en la superficie y la pared.
-Al llegar, encontraron picos y otras herramientas en el suelo, y también restos de ropa destrozada además de algunas manchas de sangre en la superficie y la pared.
-Según parece, nada nuevo aconteció hasta diez meses después. Justo el día en que se cumplía un año del incidente en la Montaña… —subrayó Frei, que no cesaba de hablar, emocionado con esa historia presuntamente secreta.
-Los aldeanos también ignoraron esta segunda desgracia y la describieron como «un trágico accidente», argumentando que las llamas debían haberse filtrado al excavar demasiado profundo y por culpa de alguna imprudencia con las antorchas, debido a una posible fuga de vapor o gas subterráneo.
-El segundo extraño suceso ocurrió un mes más tarde. La situación parecía haberse calmado y ahora ya nadie dormía a la intemperie, sino en casas de madera y piedra.
El primero, no era más que un pordiosero extraviado, que mendigaba por las esquinas pero no aceptaba caridad de ningún tipo, ni siquiera la limosna de los más pudientes.
Solem Montoro era un pequeño pueblo que había sido construido al pie de una gran montaña por algunos miembros de un clan procedente de Jótland, en Danmark; se trataba de una tranquila aldea rodeada de millas y millas de bosque, no muy lejos de las Ciénagas de Cuervosa. Un caudaloso río cuyo cauce nunca secaba cruzaba sus bosques, por lo que sus moradores gozaban de toda el agua que quisieran. Pero si había algo que abundara más que el agua y los árboles en aquella tierra, sin lugar a dudas eran los misterios que la rodeaban.