«Si los de fuera creen enloquecer por pasar un par de semanas sin salir al exterior, ¿no significará que la locura también está presente en ellos?»
Llevo diez años confinado, así que comprended que no me angustie demasiado la idea de que todo el mundo viva por unos meses lo que llevamos años viviendo nosotros. Estar encerrado no es tan malo… sobre todo ahora que sé que no somos los únicos.
«La muerte de nuestros mayores nos da pánico: los amamos demasiado como para dejarlos partir, pero no tanto como para cuidar de ellos«
De la conjunción de los Cuatro Elementos y sus protectores, emergen fenómenos climáticos y naturales, pero también surgen grandes plagas o epidemias. Y, como resulta evidente, este es el caso que nos ocupa en la actualidad.
«Me encarcelaron por haber atentado contra mi mismo; aunque ellos pensaron que había dañado a otro»
Una vez dentro de la comisaría, la conversación que se estableció entre el policía que atendía y lo que quedaba de Eric Lleiva no pudo ser más surrealista. Quizás hubiera iniciado una nueva etapa, pero todavía la estaba enfocando desde mi vieja mente.
«Cuando me mataron… mataron también la fantasía de ser alguien concreto. Y es que todo se desmoronó al regresar yo de donde se supone que nadie regresa»
Desde que escribo sobre mi primera vida me siento más conectado con todo lo que me rodea… Creo que desde antes de morir y renacer que no me percibía tan ubicado. Ni tampoco tan centrado en mi.
«Cuando uno vive por encima de sus posibilidades… la única posibilidad que le queda es abocarse a morir en su locura»
Y así fue como terminé siendo inmortal. Incluso antes de recordar todas mis vidas… Mi cuerpo se inmortalizó antes de que lo hiciera mi mente y sus memorias. Y precisamente ese fue el paso que me arrancó de mi nueva y acomodada vida y me lanzó de lleno a la locura.
«Recordaba haber sido masacrado a puñaladas, pero ahora era obvio que no estaba muerto. En realidad, ni siquiera estaba herido»
Excepto por la sangre que aún bañaba mi camiseta y los surcos que había dejado su ensañado apuñalamiento, nada hacía sospechar que allí se hubiera producido un asesinato.
Para empezar, ni siquiera había cadáver… ¿para qué entonces molestarnos a buscar a la responsable de algo que no había ocurrido? En mi cuerpo no quedaba ni una sola herida, ninguna señal o golpe, ni un mísero moratón o cardenal.
«Si al morir no sentí nada, al revivir sí lo hice: una bocanada de oxígeno llenó mis pulmones y estremeció incluso los vastos abismos que dividen mi agrietada alma»
La Voz del Alma no se pronunció, pero tampoco lo hizo la Voz del Ego, que había enmudecido como nunca antes a lo largo de mi vida como Eric Lleiva.
Si visité algún lugar, no lo recuerdo. Por lo tanto no os podré revelar si existe cielo o infierno, ni siquiera si hay algo a lo que podamos llamar Dios.
«Así fue cómo morí: perdido entre dos espacios que me fueron arrancados y donde no llega ningún pensamiento… Extraviado en los vacíos de la grieta que partió mi espíritu antaño»
Morí, simplemente morí. Y quizás os preguntéis: ¿cómo se siente la muerte? No se siente nada. No sé qué sintieron otros que pasaron por lo mismo… Por lo que a mi respecta, no sentí absolutamente nada. Menos que nada, ni siquiera el ligero vaivén de mi respiración apagándose.
«Mi primera vida, quizás por ser la más profunda, es también la que más me duele. Es tanto la más difícil de recordar, como la que más me cuesta integrar»
Oskar dice que está bien que me centre en la historia de mis sueños… a la que he titulado «El Sueño del Huérfano», pero que me ayudará si, de vez en cuando, voy escribiendo también sobre otros asuntos.
«Por ello que sigo aquí encerrado, porque sostener mi verdad hace peligrar la estructura de mentiras que se cuentan quienes me retienen».
Tú eres muchas personas. Y no digo que has sido muchas personas, porque no estoy haciendo referencia al pasado. No hablo de otras vidas, sino de todas las identidades de esas vidas confluyendo en la actual. Así es cómo funciona: somos todas esas vidas en este mismo momento… solo que no queremos recordarlo. Creemos que enloqueceríamos. Y llamamos locos a aquellos que dicen experimentar esa sensación.