
la única posibilidad que le queda es abocarse a morir en su locura»
Y así fue como terminé siendo inmortal.
Incluso antes de recordar todas mis vidas… Mi cuerpo se inmortalizó antes de que lo hiciera mi mente y sus memorias. Y precisamente ese fue el paso que me arrancó de mi nueva y acomodada vida y me lanzó de lleno a la locura.
De acuerdo, no fue ese el único paso. Claro que no. Si hubiese renacido y hubiera podido continuar con mi plácida rutina como bibliotecario todo hubiera sido distinto.
Pero morir y renacer modificó algo en mi, y ese cambio me condujo a arriesgar mi salud mental y emocional de un modo inesperado. Morir tan pronto me llevó a querer vivir más de la cuenta.
Y cuando uno vive más de lo que se puede permitir, cuando uno vive por encima de sus posibilidades… la única posibilidad que le queda es abocarse a morir en su locura.
Ahí, en mi renacer, comenzó mi camino por los abismos de la cordura.
Aquel día empecé a recorrer la excéntrica y arriesgada senda del loco.